jueves, 10 de noviembre de 2016

¿Qué tipografía elegir para publicar un texto?


      La elección del tipo de letra en una obra es un aspecto muy importante dentro del proceso de realización de un libro. Existen varios tipos de letra, y cada una de ellas se adecua a un estilo de texto determinado.

      Las letras pueden clasificarse según su figura (redonda, cursiva), su tamaño (mayúscula, minúscula, versalita), su ojo (fina, negrita), por la dimensión de la caja (estrecha, ancha) y también, según su estilo, se pueden clasificar en las siguientes familias:


1. Romanas

Se caracterizan por la modulación visible de los trazos, es decir, por su grosor variable, presentando un fuerte contraste entre los elementos curvos y los rectos. Las letras acaban en un trazo horizontal que se denomina remate, terminal o serifa, lo que les proporciona un alto grado de legibilidad. Por este motivo, son las más empleadas tanto en novelas como en textos científicos o técnicos.




2. Egipcias

Presentan una modulación uniforme y un visible aumento del tamaño de los remates, cuadrangulares y del mismo grosor que las astas. Dan lugar a textos estéticos y de buena lectura, por lo que muchas empresas las utilizan en sus logotipos.



El periódico El País utiliza una fuente egipcia en su logotipo



3. Incisas

Son letras de trazo modulado y, en este caso, los remates son más sutiles, insinuados. Presentan, por tanto, un estilo similar a las romanas, pero con remates menos marcados.



4. Paloseco o sans serif

También llamadas góticas o grotescas. Generalmente no presentan modulación, y su característica principal es que no tienen remates, de ahí el término sans serif, sin serifa. Por su estructura legible, son las más apropiadas para titulares, cubiertas de libros u otros textos escuetos: publicidad, rótulos, etc. También se utilizan en textos que van a leerse en pantalla, como los libros digitales, para evitar cansar la vista y, de ese modo, facilitar la lectura.



5. Letras de escritura

Son aquellas que imitan la escritura manual, como la caligrafía de un niño, la toma rápida de apuntes o el trazado de una pluma estilográfica. No son apropiadas para texto seguido, limitándose su uso a programas, invitaciones, tarjetas...



6. Letras de fantasía

Son decorativas, y su uso debe ser esporádico.



      Una vez conocidos los diferentes estilos de letras, podremos elegir aquel que mejor se adapte al texto que vamos a escribir y al soporte donde aparecerá publicado. Una vez seleccionado el estilo, escogeremos entre las diferentes familias existentes, que varían cuestiones como el ojo o la dimensión de la caja.

      A grandes rasgos, se podría concluir que las tipografías sin serifa (las sans serif) se adecuan a soportes electrónicos, por su facilidad de lectura, y las serif, a largos textos en papel, como novelas o textos científicos. Los estilos complementarios, de escritura y de fantasía, se reservan para textos muy específicos y puntuales. Pero nada es blanco o negro. Un internauta avispado se habrá dado cuenta de que mis artículos están escritos en Georgia, una fuente con serifa. ¿Por qué? Lo explicaré en un futuro artículo, y mientras tanto, podéis ir pensando en ello...


Bibliografía:

José Martínez de Sousa, Manual de estilo de la lengua española, Trea.
Ortografía y ortotipografía del español actual, Trea.

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