martes, 13 de septiembre de 2016

Di siempre: «De esta agua no beberé». Sobre el uso de artículos y demostrativos ante nombres femeninos que comienzan por a- tónica


      Como parece que esto va de refranes —aunque no es así—, vamos con otro: «Una imagen vale más que mil palabras». Este es el resultado de las búsquedas que acabo de hacer en Google:
      

      «Este agua» gana por goleada a «esta agua», con casi el doble de resultados publicados en Internet. Es un claro síntoma de como está el panorama, y no está muy bien... porque, de hecho, está mal. El error se debe a que sí es correcto decir «el agua», aunque este sustantivo sea de género femenino (se aprecia claramente en agua fría, por ejemplo), y de hecho el artículo determinado que lo precede también está en su forma femenina. ¿¡Cómo!? Vamos por partes.


1. Artículo determinado


      La lengua, tan sabia, suele tener en cuenta ciertos aspectos estéticos y evita producir, en la medida de lo posible, sonidos desagradables o disonancias, las llamadas cacofonías. Cuando un sustantivo femenino singular comienza con a- o ha- tónicas, se le antepone la forma del artículo determinado el: el agua, el ave, el hacha. Son incorrectas las formas *la agua, *la ave *la hacha.

      Creo que hasta aquí estamos todos de acuerdo, pero vamos a complicarlo un poquito más: cuando entre el artículo y ese sustantivo femenino que empieza por a- tónica se interpone un adjetivo, la cacofonía desaparece y por tanto lo correcto es emplear la forma femenina la: la misma agua, la afilada hacha, y no *el mismo agua, *el afilado hacha. Estos usos, que son incorrectos, se deben sin duda a la fuerte asociación que el hablante establece entre la forma el del artículo y el género masculino. Sigue leyendo y te sorprenderás, pero antes hay que tener en cuenta que, como en todo, y especialmente en la lengua, hay una serie de excepciones a esta norma. Se emplea la forma la en los siguientes casos:

— Con los nombres de las letras a, hache y alfa: la a, la hache, la alfa.
— Cuando el sustantivo designa a seres sexuados y solo existe una forma única para ambos géneros, para así poder diferenciarlos. Es el caso de la árabe, para diferenciarlo de el árabe. Con toda lógica no ocurre así en el ama, que es siempre de género femenino. Una excepción a esto último la encontramos en los sustantivos que solo recientemente han adoptado una variante femenina: ocurre con los nombres de profesiones que ahora tienen una forma femenina aceptada como la árbitra, que los hablantes no han asimilado a formas como el ama, pues se carece en estos casos de tradición heredada.
— Con topónimos, encontramos el África (como en el África subsahariana), pero también la Austria (como en la Austria imperial). En los casos en los que el artículo forma parte del nombre se emplea el que corresponda, como en La Haya, frente a El Havre (en este caso es traducción directa de Le Havre).


      Ahora bien, excepciones aparte, es un error suponer que la norma dice que «cuando un nombre comienza por a- tónica, aunque sea de género femenino, se colocará delante de él un determinante artículo masculino». Lamentablemente, en algunos libros encontramos definiciones similares. En realidad, el artículo el que empleamos en estos casos es un artículo femenino, que proviene del demostrativo femenino latino ĭlla (aquella, recordemos que en latín no había artículos). El artículo la tiene el mismo origen, pero distinta evolución histórica. La forma ĭlla evoluciona al castellano antiguo ela; por aféresis (pérdida de un sonido al principio de una palabra) se obtiene la forma la, pero por elisión (pérdida de vocales al final de una palabra) se obtiene la forma el: el'agua y de ahí el agua.

ĭlla>ela>el(a)
ĭlla>ela>(e)la

      Por su parte, el artículo masculino proviene del demostrativo masculino latino ĭlle (aquel).


2. Artículo indeterminado


      Al igual que en el caso del artículo determinado, el indeterminado una adopta la forma un cuando antecede a un sustantivo femenino que comienza por a- o ha- tónicas: un agua, un hacha. La diferencia reside en que, en este caso, la Academia acepta la forma plena una, señalando que no es incorrecta pero sí muy poco frecuente.

      De igual modo, la Academia señala que los indefinidos alguna y ninguna pueden adoptar las formas apocopadas o mantener las plenas, de modo que son igual de correctas alguna ave que algún ave. No obstante, con este tipo de sustantivos la Fundéu recomienda decantarse por las formas apocopadas: un ave, algún ave.


3. Demostrativos y otros adjetivos determinativos


      En este caso se emplean siempre las formas femeninas esta, esa y aquella: esta agua, esa ave, aquella hacha. Emplear la forma masculina es incorrecto: *este agua, *ese ave, *aquel hacha.

      Del mismo modo, lo correcto es decir: toda el agua, mucha hambre, otra área, y no *todo el agua, *mucho hambre, *otro área, pues son sustantivos femeninos y deben concordar con ellas en género y número las palabras que las acompañan. 

      


      «Bebida esta agua, vale, y aprovecha grandemente á los que tienen mal de corazon, y á los que los toma un mal, que pierden el sentido, y cayendo en tierra, baten sus miembros. Y noten, que á tres veces que beban de esta agua, no les tomará mas el dicho mal» (Gerónimo Cortés, Fisonomía y varios secretos de naturaleza, 1767).

      De modo que beban, beban; bebed de esta agua, pero decid siempre: «De esta agua no beberé».

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